martes, 27 de marzo de 2007

Hermosa


Una tortuga llamada Maria Estuardo, un represor, muchos chicos felices, algunos locos y una mujer hermosa.

miércoles, 14 de marzo de 2007

SI SE TE PIERDE EL ALMA EN UN DESCUIDO

¿Qué hace esa india Huichola que ésta por parir? Ella recuerda. Recuerda intensamente la noche de amor de donde viene el niño que va a nacer. Piensa en eso con toda la fuerza de su memoria y su alegría. Así el cuerpo se abre, feliz de la felicidad que tuvo, y entonces nace el buen huichol, que será digno de aquel goce que lo hizo.

Un buen huichol cuida su alma, su alumbrosa fuerza de vida, pero bien sabe que el alma es más pequeña que una hormiga y más sueva que un susurro, una cosa de nada, un airecito, y en cualquier descuido se puede perder.

Un muchacho tropieza y rueda sierra abajo y el alma se desprende y cae en la rodada, atada como estaba nomás que por hilo de seda de araña. Entonces el joven huichol se aturde, se enferma. Balbuceando llama al guardián de los cantos sagrados, el sacerdote hechicero.

¿Qué busca ese viejo indio escarbando la sierra? Recorre el rastro por donde el enfermo anduvo. Sube, muy en silencio, por entre las rocas filosas, explorando los ramajes, hoja por hoja, y bajo las piedritas. ¿Dónde se cayó la vida? ¿Dónde quedó asustada? Marcha lento y con los oídos muy abiertos, porque las almas perdidas lloran y a veces silban como la brisa.

Cuando encuentra el alma errante, el sacerdote hechicero la levanta en la punta de una pluma, la envuelve en un minúsculo copo de algodón y dentro de una cañita hueca la lleva de vuelta a su dueño, que no morirá.

De Memoria del fuego: las caras y las máscaras, de Eduardo Galeano

sábado, 10 de marzo de 2007

COMERCIO

Los famas habían puesto una fábrica de mangueras, y emplearon a numerosos cronopios para el enrollado y depósito. Apenas los cronopios estuvieron en el lugar del hecho, una grandísima alegría. Había mangueras verdes, rojas, azules, amarillas y violetas. Eran transparentes y al ensayarlas se veía correr el agua con todas sus burbujas y a veces un sorprendido insecto. Los cronopios empezaron a lanzar grandes gritos, y querían bailar tregua y bailar catala en vez de trabajar. Los famas se enfurecieron y aplicaron en seguida los artículos 21, 22 y 23 del reglamento interno. A fin de evitar la repetición de tales hechos.

Como los famas son muy descuidados, los cronopios esperaron circunstancias favorables y cargaron muchísimas mangueras en un camión. Cuando encontraban una niña, cortaban un pedazo de manguera azul y se la obsequiaban para que pudiese saltar a la manguera. Así en todas las esquinas se vieron nacer bellísimas burbujas azules transparentes, con una niña adentro que parecia una ardilla en su jaula. Los padres de la niña aspiraban a quitarle la manguera para regar el jardin, pero se supo que los astutos cronopios las habían pinchado de modo que el agua se hacía pedazos en ellas y no servía para nada. Al final los padres se cansaban y la niña iba a la esquina y saltaba y saltaba.

Con las mangueras amarillas los cronopios adornaron diversos monumentos, y con las mangueras verdes tendieron trampas al modo africano en pleno rosedal, para ver cómo las esperanzas caían una a una. Alrededor de las esperanzas caídas los cronopios bailaban tregua y bailaban catala, y las esperanzas les reprochaban su acción diciendo así:

Crueles cronopios cruentos!. Crueles!

Los cronopios, que no deseaban ningún mal a las esperanzas, las ayudaban a levantarse y les regalaban pedazos de manguera roja. Así las esperanzas pudieron ir a sus casas y cumplir el más intenso de sus anhelos: regar los jardines verdes con mangueras rojas.

Los famas cerraron la fábrica y dieron un banquete lleno de discursos fúnebres y camareros que servían el pescado en medio de grandes suspiros. Y no invitaron a ningún cronopio, y solamente a las esperanzas que no habían caído en las trampas del rosedal, porque las otras se habían quedado con pedazos de manguera y los famas estaban enojados con esas esperanzas.



de Historias de Cronopios y de Famas, de Cortázar.

Siempre me gustaron estas historias, son demasiado lindos los cronopios, me dan mucha ternura. Aunque siempre me costo verlos verdes en mi mente, siempre se parecieron mas a unas bolitas (o peras) con ojos y patitas y brazos, de colores varios.




martes, 6 de marzo de 2007

Jean Baudrillard


1929-2007

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Nunca busques al otro en la aterradora ilusión del diálogo.



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jueves, 1 de marzo de 2007

Lo que sale del alma

sobre al militancia

por Juan Manuel Ferrario
Biblioteca Alberto Ghiraldo, Rosario
juanmaferra@hotmail.com

Publicado en El Libertario, publicacion de la Federacion Libertaria Argentina, año 21 - nº 63, primavera del 2006. www.libertario.org.ar




¿Qué es la militancia? Y si partimos de que somos anarquistas, la pregunta sería: ¿Qué es la militancia anarquista? Y haciendo las cosas un poco mas complicadas aún, podríamos preguntarnos qué es el anarquismo. Y hago estas diferencias por que por algo somos anarquistas y no otra cosa. El anarquismo para mi es la filosofía y forma de vida más radical contra un sistema social, político y económico completamente criminal, perverso, suicida y decadente. Y el anarquismo, frente a esa realidad, propone una revolución individual y social constante, que exalta, por encima de cualquier otra ideología, la cuestión de la coherencia entre medios y fines. En el medio esta el concepto que motiva este escrito, que es la cuestión de la militancia.

Si comprendemos que el anarquismo es sobre todo un sistema de relaciones humanas, la militancia anarquista no es ni más ni menos que practicar día a día, en la vida cotidiana, el respeto mutuo, la igualdad, el compañerismo. Haciendo que cada una de estas palabras no sean solo palabras huecas, sino siempre acompañadas por una acción coherente entre lo dicho y lo hecho.

Una vez escuche decir que el “verdadero” anarquismo era aquel que ejercían ciertos militantes que iban a “los barrios”, cerca de “lo popular”, “en las bases”, y peronismos populistas parecidos*. Lo gracioso es que yo soy de un barrio de Rosario, y quienes exhortaban a ir a los barrios eran personas que vivían en el centro de la ciudad.

Creo que con este discurso de ir hacia los barrios, de estar con los piqueteros, con los estudiantes en la lucha, etc, si uno no es parte del barrio, o no es piquetero, ni estudiante en lucha, en realidad se esta escondiendo escondiendo un engañoso sentimiento paternalista hacia sectores mas o menos marginados, que necesitan de nuestra “iluminada” presencia para emanciparse, y además, se hace evidente un marcado sentimiento de culpa por haber nacido en una familia de clase media. Sentimiento de culpa que yo no tengo, por eso llevo mis ideas a mis ámbitos de trabajo. De estudio, de amistad, y en el aspecto amoroso también, haciendo que el anarquismo no sea una cosa de agitación militante por si misma, forzada, y que a mi criterio no se diferencia mucho del accionar de los testigos de Jehová, que van casa por casa molestando a la gente con su verdad revelada, sino el ejemplo de la semilla que vuela con el viento, y que germina o no de acuerdo al grado de receptividad de la persona a la que llega. Y si llega o no, ya no es mi problema.

Ir hacia el “pueblo” o hacia “los barrios” o hacia los sectores “populares”, si no somos parte de ese pueblo, de ese barrio y demás, es como aceptar que somos extraterrestres venidos de otro planeta. Yo no creo en ningún Dios, incluido el DIOS PUEBLO. No hay un solo pueblo, sino múltiples pueblos con diferentes intereses, y si la mayoría del “pueblo argentino” es extremadamente fascista, adora a Tinelli y se mata por el fútbol. Yo no me voy a llenar de olor a chorizan para parecer mas popular. La emancipación de los trabajadores /hoy podríamos agregar también a los/as desocupados/as) será obra de los trabajadores mismos; si no, no habrá emancipación. Y punto. Será así hasta que la gente reviente de mierda. Y si a la gente en general le gusta revolcarse en la mierda, ya no es mi problema. Esperaré tranquilo al asteroide que termine con todo, o alguna catástrofe mundial que tire las barajas de nuevo.

A veces escucho que “la revolución no es clasificar libritos” (me importa muy poco el intelectualismo en sí mismo) y cuando escucho eso me acuerdo de Perón, alpargatas sí, libros no, los descamisados y toda la demagogia asquerosa. Tampoco la revolución generalizada, por sí sola (me importa poco el insurreccionalismo en sí mismo). Creo que la militancia es todo eso en conjunto, sin jerarquizas las acciones compitiendo a ver quien es más agitador, más exaltado, más revolucionario, más intelectual, etc. Todo lo que podamos hacer, desde nuestra modesta categoría de individuos, sirve. Nadie es más que nadie.

Y la militancia no es una cuestión de deber, de sacrificio a una “causa” como si tuviera eso por encima de todo. La militancia para mí, es una cuestión que nace de las entrañas. Es un sentir de repugnancia permanente al ver un mundo tan asqueroso que no cambia nunca. si se ve que la militancia en realidad es una necesidad, una tensión que está adentro de uno/a, la idea de militancia no tendría sentido. Si existe una militancia, un querer demostrar otro mundo posible, otras verdades, es porque eso que tenemos dentro no está naturalizado por el común de la sociedad. Si el rebelarse fuera tan natural para todos como el respirar, nadie haría una militancia de la respiración.

Para mí la militancia es la imagen de esos jóvenes que trabajan casi todos los días por mantener los espacios anarquistas, que realizan una labor que no está escrita en ningún libro, y que es tanto o mas valiosa que la charla del intelectualoide pseudosanarquista que quiere generar una nueva división del trabajo, para la cual estos jóvenes le barren el piso y le preparan la mesa donde va a apoyar sus apuntes.

El mismo intelectual debe trabajar, de igual a igual, de forma anónima como trabajan los jóvenes que yo he visto trabajar en la biblioteca Ghiraldo, ya que es el caso de la biblioteca de la que soy parte. Jóvenes que a veces, por ser insurrecionalistas, primitivistas y demás, no son tratados de igual a igual por personas mayores mucho menos coherentes que ellos.

Para mí la militancia es lavar el plato en el que como, limpiar lo que ensucio, tratar con igualdad a los demás, e intentar mejorar todos los días en lo que pueda mis errores. De lo contrario, llegamos a los casos, cada vez más vistos, de “militantes” de un día de la semana, que parodian lo que quieren ser y no son, y que el resto de la semana se cagan en sus compañeras, novias, amigas, hijas/os, etc, haciendo como el hipócrita cristiano que va el domingo a misa a limpiarse la culpa de todas las maldades que hizo el resto de la semana. El anarquismo es integral, yo soy anarquista en casa, en el lugar de estudio o de trabajo, en la cama, en la asamblea, en el barrio y en donde sea, tratando de mejorar todo el tiempo, si en algo me equivoco. Si la idea de militancia existe, es porque aún tenemos que hacernos cargo de problemas que afectan a todos/as pero que la mayoría no quiere afrontar, y simplemente por eso. La militancia es desvivirse por los iguales, no porque lo diga tal o cual pensador, sino por que es lo que me sale del alma.




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Este articulo me gustó mucho.